Cuando se implementa el pago por desperdicio, cada bolsa cuenta. ¡Lo que lleva ha generar menos residuos! Conoce de qué trata esta política.
Pago por desperdicio o Pay as you throw (PAYT) es una política que cobra a las personas por la cantidad de basura que tiran, también se denomina como «tarifa variable» o «pago por residuos».
De acuerdo con The Conversation, muchas ciudades y pueblos de todo el mundo —incluidos más de 7,000 en EE.UU.— tienen este tipo de pago en función de los desechos: Seattle, Berkeley, Austin y Portland (Maine) son algunos de ellas.
Pago por desperdicio, una medida emergente en las urbes
Las grandes ciudades suelen exigir a sus residentes que compren bolsas de basura especiales o pegatinas para que cubran el costo por separado de cada una. De igual forma, es posible que tengan que contratar un determinado nivel de servicio de recolecta residual, limitando los desperdicios que pueden depositar en la acera.
El PAYT es uno de los instrumentos más eficaces de las administraciones locales para aminorar los restos, controlar los costos de eliminación y ofrecer a los habitantes un incentivo que los haga participar en programas de reciclaje y compostaje.
Una vez que los hogares empiezan a pagar directamente por tirar desechos, tienden a disminuir rápidamente la cantidad de estos.
En Massachusetts, por ejemplo, las ciudades con sistemas de pago por tirar generaron, en 2020, una media de 1,239 libras de basura por hogar, 30% menos en comparación con las 1,756 por casa de los lugares que no utilizaron este enfoque.
Este cambio puede significar que la gente recicle y composte más, por lo que el volumen total del flujo de residuos se mantiene relativamente estable, pero con el tiempo, las comunidades que pagan en función de lo que ya no les sirve tienden a ver un descenso en la cantidad total desechada.
Puntos de mejora
Esta estrategia puede ser controvertida al principio. Aunque todo el mundo ya paga por la recolección y eliminación de la basura, ya sea a través de su alquiler o de los impuestos locales sobre la propiedad, el PAYT puede parecer un nuevo impuesto cuando se desglosa y se cobra por separado. Además, surge la preocupación de que fomente el vertido ilegal, aunque esto no se ha observado en la práctica.
Otro tema importante es que los programas de pago por desperdicio, si no se gestionan con cuidado, resultan costosos para los hogares con bajos ingresos. Para evitarlo, muchas comunidades ofrecen descuentos o bolsas gratuitas a vecinos de edad avanzada y con bajos ingresos. Con esto, la mayoría mantiene sus tasas de reciclaje más bajas que las de la basura y costos asequibles.
El procesamiento de residuos sólidos tiene un gran impacto en el medio ambiente. Los vertederos y las incineradoras generan gases de efecto invernadero y contaminantes tóxicos. Aunados al transporte de desechos pesados desde los centros urbanos a lugares de eliminación lejanos.
El reciclaje es una mejor opción para ciertos desperdicios, pero muchos de los artículos que van a los contenedores nunca pasan por un proceso de reintegración. Las investigaciones demuestran que, al estimular cambios en el consumo, los programas locales de pago por tirar mejoran la gestión de los residuos al animar a todos a producir menos basura.
Fuente: Expoknews