Gases GEI actualmente atrapan el doble de calor atmosférico.

La contaminación por gases de efecto invernadero causada por las actividades humanas atrapó el año pasado un 49% más calor en la atmósfera que en 1990. Así se refleja en la última edición del Índice Anual de Gases de Efecto Invernadero (AGGI, por sus siglas en inglés), elaborado por la agencia estadounidense Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés) y que rastrea la influencia del calentamiento de las emisiones humanas de gases que atrapan el calor, incluido el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso, los clorofluorocarbonos y otros 16 productos químicos.

49% más calor en la atmósfera que en 1990

El Índice convierte complejos cálculos científicos de la cantidad de calor adicional que capturan estos gases en un solo número que se puede comparar fácilmente con años anteriores y rastrea la tasa de cambio. Está indexado a 1990, año de referencia para el Protocolo de Kioto y en que se publicó la primera Evaluación Científica del Cambio Climático del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático). Los científicos asignan un valor de cero a 1750, año tomado como inicio de la Revolución Industrial, y de 1,0 a 1990.

«La AGGI nos dice la velocidad a la que estamos impulsando el calentamiento global», apuntó Ariel Stein, director interino del Laboratorio de Monitoreo Global de la NOAA, quien añadió: «Nuestras mediciones muestran que los principales gases responsables del cambio climático continúan aumentando rápidamente, incluso a medida que el daño causado por el cambio climático se vuelve cada vez más claro. La conclusión científica de que los humanos son responsables de su aumento, es irrefutable».

En 2021, el AGGI alcanzó un valor de 1,49, lo que significa que los gases de efecto invernadero emitidos por el hombre atraparon un 49% más de calor en la atmósfera que en 1990. Debido a que se basa principalmente en mediciones altamente precisas de gases de efecto invernadero en muestras de aire recolectadas en todo el mundo, el resultado aporta poca incertidumbre.

CO2, el mayor culpable del calor atmosférico

El dióxido de carbono (CO2), es, con mucho, el gas de efecto invernadero más abundante emitido por los seres humanos. Unos 36.000 millones de toneladas métricas de CO2 son emitidas cada año por el transporte, la generación eléctrica, la fabricación de cemento, la deforestación, la agricultura y muchas otras prácticas.

Una fracción sustancial de CO2 emitida el pasado domingo persistirá en la atmósfera durante más de 1.000 años. No es sorprendente que también sea el mayor contribuyente a la AGGI en términos de cantidad y tasa de aumento.

Las mediciones de la NOAA mostraron la concentración media mundial de CO2 en 2021 fue de 414,7 partes por millón (ppm). El aumento fue de 2,6 ppm durante ese año, aproximadamente el aumento anual promedio de la década anterior y mucho más alto que el incremento medido entre 2000 y 2009. Los niveles de CO2 han aumentado en 61 ppm desde 1990, lo que representa el 80% del incremento del calor rastreado por la AGGI desde ese año.

«El CO2 es el jugador principal porque permanece en la atmósfera y los océanos durante miles de años y es, con mucho, el mayor contribuyente al calentamiento global», indicó Pieter Tans, científico senior del Laboratorio de Monitoreo Global de la NOAA, quien agregó: “Eliminar la contaminación por CO2 tiene que estar al frente y en el centro de cualquier esfuerzo para hacer frente al cambio climático».

Metano

Una de las preguntas científicas más importantes para los climatólogos es qué ha estado impulsando el aumento brusco y sostenido del metano (CH4) desde 2006, puesto que es el segundo gas de efecto invernadero más importante.

Los niveles de CH4 atmosférico promediaron 1.895,7 partes por mil millones (ppb) durante 2021. El aumento de 16,9 ppb registrado ese año fue el más rápido observado desde principios de la década de 1980, cuando se inició un régimen de medición más riguroso. Los niveles de metano son actualmente alrededor de un 162% mayores que los niveles preindustriales. A partir de las observaciones de la NOAA, los científicos creen que la cantidad de metano emitida en 2021 fue un 15% mayor que entre 1984 y 2006.

El metano es el segundo gas de efecto invernadero más importante en el calentamiento del planeta. Las causas de su escalada desde 2007 no se comprenden completamente, pero los científicos de la NOAA concluyen que los cambios en la composición isotópica del metano atmosférico a lo largo del tiempo apuntan a fuentes microbianas -probablemente de humedales, agricultura y vertederos- como el impulsor dominante.

«Deberíamos apuntar absolutamente a las emisiones de metano producidas por el hombre, especialmente las de los combustibles fósiles, porque es tecnológicamente factible controlarlas», indicó Xin Lan, científico del Instituto Cooperativo para la Investigación en Ciencias Ambientales (Cires) que trabaja en el Laboratorio de Monitoreo Global de la NOAA, antes de señalar: «Si los humedales están emitiendo más metano debido al calentamiento y los cambios en la precipitación global causados por el aumento de los niveles de CO2, eso es algo que no podemos controlar directamente. Y eso sería muy preocupante».

Óxido nitroso

El tercer gas de efecto invernadero más importante es el óxido nitroso (N2O), otro contaminante de larga duración que está aumentando cada año, pero es diferente porque se debe a la expansión de la población, no por la demanda de energía. La contaminación por N2O es principalmente el resultado del uso de fertilizantes para apoyar la agricultura y la producción de alimentos, especialmente para una población mundial en expansión.

«Podemos encontrar fuentes de energía alternativas para reemplazar los combustibles fósiles», recalcó Stephen Montzka, científico del Laboratorio de Monitoreo Global que dirige el informe de AGGI cada año, quien precisó que “reducir las emisiones asociadas con la producción de alimentos es una tarea muy difícil».

Estos tres gases de efecto invernadero (CO2, CH4 y N2O), más dos productos químicos prohibidos que agotan el ozono, representan el 96% del exceso de calor atrapado en la atmósfera debido a la actividad humana desde 1750. El 4% restante proviene de otros 16 gases de efecto invernadero.

Fuente: Ambientum