¿Te has preguntado cómo puedes ayudar al planeta pero sientes que es complicado incorporar cambios a tu estilo de vida? Hoy te sugiero tres maneras sencillas de hacer tu alimentación más sostenible.
Comer de manera sostenible, es decir, de una forma que pueda mantenerse a largo plazo desde el punto de vista económico, el social y el ambiental, no es tan difícil como podríamos llegar a pensar. En el contexto actual de la sociedad y de nuestro planeta, hay tal cantidad de información y de noticias, muchas veces alarmantes, que como consumidores y como individuos, nos es complicado saber qué hacer para ayudar, porque sentimos que el problema es muy grande y nuestras acciones muy pequeñas.
¿Y al final qué sucede? Sucede que terminamos por no hacer nada, seguimos comprando como compramos y comiendo como comemos. De acuerdo con el informe de la comisión sobre dietas saludables a partir de sistemas alimentarios sostenibles de la revista LANCET en el 2019:
«Los alimentos son la palanca más potente para optimizar la salud humana y la sostenibilidad medioambiental en la Tierra»
Así que, si realmente quieres hacer algo por el planeta, te tengo aquí tres cambios que tienen un impacto real y que puedes incorporar fácilmente a tu vida cotidiana.
1. Menos carne de res y embutidos
Como quizás sepas, la carne, en especial la que viene de animales rumiantes de buen tamaño, como las vacas, es un alimento que tiene un alto costo para nuestro planeta. Si bien, las fuentes de proteína animal en general, ya sea pollo, pescado, cerdo u otra, tienen un impacto considerable en el medioambiente, la carne de res es la que tiene un impacto mayor. Esto se debe a la cantidad de agua necesaria para regar el alimento de las vacas, así como la que ellas mismas consumen, la deforestación que tiene lugar al crear nuevas áreas de pastoreo, así como el gas metano que producen estos animales en el proceso de digestión y que está presente en sus desechos.
Los embutidos no sólo están compuestos por carne, sino que también requieres de diversos procesos dependientes de energía adicional. Elevando aún mayor el impacto ambiental de estos productos. Así que, aunque consumas fuentes de proteína animal, el simple hecho de no elegir carne de res o embutidos ya tiene un efecto positivo.
2. Más verduras y frutas
Así es, seguro que lo viste venir pero, ¡es cierto! Lo mejor que podemos hacer por la Tierra es basar nuestra dieta lo más posible en las verduras y las frutas. Contra más vegetal sea nuestro plato, más sostenible será. Aunque, evidentemente, no sólo las verduras y las frutas tienen cabida en la dieta sostenible. A continuación te presento una imagen del «Plato de la salud planetaria» propuesto por The Lancet para que te des una idea de cómo distribuir los distintos grupos de alimentos.
3. Ojo con los empaques
Mi tercera recomendación es hacerse consciente de los empaques de los alimentos que compramos y consumimos. De entrada, ¡no compres frutas y verduras empacadas en plástico!, considera comprar a granel en el supermercado, o aún mejor, compra en el mercado y lleva tus bolsas de mandado; prefiere productos con empaques de cartón y no de plástico.
Coincidentemente, los alimentos que tienden a estar menos empaquetados son también aquellos alimentos menos procesados. Comer de manera más natural conduce a no sólo una dieta más amigable con el medioambiente, sino también mejor para tu salud.
Con al menos una de estas acciones habrás generado un cambio y ya estarás haciendo más por el planeta de los que hacías. Porque, ¡todo suma!
Fuente: H Gastrolab