El ciclismo de montaña tiene más de 20 años existiendo en México; sin embargo, hasta el día de hoy carece de regulación, lo que ocasiona un impacto ambiental el cual muchas veces llega a un punto sin retorno.
El ciclismo, especialmente el de montaña, ha crecido en número de personas que lo practican. Incluso algunos especialistas refieren que en los últimos años tomó mucha fuerza durante la pandemia por COVID-19, pues creció de manera exponencial al ser un deporte al aire libre.
Uno de los lugares favoritos de los ciclistas de montaña es el Desierto de los Leones ubicado en la alcaldía Cuajimalpa de la Ciudad de México. En 1917, el entonces presidente de México, Venustiano Carranza, promulgó el decreto que le otorgó la categoría de Parque Nacional.
Desde el 16 de abril de 1999, la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema), Recursos Naturales y pesca firmó con el gobierno del entonces Distrito Federal, el acuerdo mediante el cual se transfirió el Parque Nacional Desierto de los Leones al gobierno, concretado el 24 de noviembre del 2000, de acuerdo con el documento Programa de Conservación y Manejo del Parque Nacional Desierto de los leones.
En el mismo documento se aseguró que cuando se inició en el parque la práctica del ciclismo de montaña, se utilizó de manera libre y “descontrolada” en cualquier brecha o vereda del parque. “De esta actividad recreativa, como de todas las que se desarrollan dentro del parque se carece de seguimiento y de estadísticas que permitan dimensionar adecuadamente sus características e implicaciones”, se indicó.
Recientemente, se dio la noticia sobre el inicio del proyecto ecoturístico Desierto Bikeparkque se autodefine como: “Parque recreativo de ciclismo y senderismo que tiene como principal objetivo la conservación ambiental de los bienes comunales de San Lorenzo Acopilco”. Cabe aclarar que el proyecto se llevará cabo en las inmediaciones del Desierto de los Leones.
Infobae México tuvo la oportunidad de hablar con Mauricio de Ávila, ciclista, asesor de la comunidad de San Lorenzo Acopilco y director del proyecto ecoturístico en su fase inicial.
“El proyecto se está llevando a cabo con la representación comunal de San Lorenzo Acopilco, es un pueblo originario que cuenta con bienes comunales, en este caso es suelo de conservación que colinda con el parque Nacional Desierto de los Leones. Son cerca de mil hectáreas, pero la parte del proyecto son aproximadamente 800 hectáreas”, mencionó.
“Es importante aclarar esto porque a raíz de que se anunció el proyecto ha habido mucha confusión e ignorancia por parte de las personas que piensan que se está privatizando un espacio de uso público”, comentó.
Mauricio contó a Infobae México que desde hace 10 años va casi diario a andar en bicicleta y a partir de eso puede afirmar que los pocos caminos que existen para que se lleven a cabo actividades como las antes mencionadas son antiguos, muchos de ellos bajadas de agua que no están diseñados para el senderismo ni para el ciclismo de montaña. En ese sentido, los caminos se desgastan y erosionan mucho pues cualquier actividad al aire libre tiene un impacto ambiental.
El proyecto se está realizando fuera del parque Nacional del Desierto de los Leones; sin embargo, no deja de ser suelo de conservación que cuenta con un estrato de protección jurídica y las autoridades correspondientes de la guardia y custodia es la Comisión de Recursos Naturales (Corena) que al mismo tiempo depende de la Sedema.
“Sobra decir que se está llevando con todas las exigencias de la ley ambiental, por ejemplo el uso de suelo está limitado, no se puede llevar a cabo ningún tipo de construcción, no se puede cortar ni un solo árbol, hay una serie de restricciones que establece la ley ambiental y también hay una serie de actividades que permiten como el ecoturismo, el senderismo y el ciclismo de montaña”, aseveró.
En el Desierto de los Leones, desde hace unos 10 o 15 años se practica el senderismo y ciclismo sin regulación ni supervisión de las actividades que se realizan. Es por esto que, de acuerdo con Mauricio de Ávila, el proyecto tiene como objetivo regularlas para que sean sustentables y tengan el menor impacto posible y el que se ocasione sea subsanado.
Hoy en día, de acuerdo con el asesor del proyecto, hay alrededor de 5 mil usuarios todos los meses en los bienes comunales del parque, a pesar de que podrían ser considerados como una cantidad baja de personas, el impacto ambiental que se genera sin tener una infraestructura, señalización o seguridad es muy alto.
Es importante mencionar que muchas personas creen que andar en bicicleta en el parque del Desierto de los leones es de manera autorizada; sin embargo, no es así, puesto que no hay quien haga cumplir la ley. De hecho, hay guardabosques pero no cuentan con la preparación suficiente para cuidar el bosque. Éste espacio tiene dos suelos: el de uso público y el de conservación, en el segundo no está permitida ninguna actividad; sin embargo, se practican en éste último.
Este proyecto nació de la necesidad de que el deporte y la recreación al aire libre se vuelvan un vehículo para la conservación ambiental en donde es importante la derrama económica sobre la gente propietaria. Esto último es necesario puesto que tiene que ser igual de rentable que si se explota ilegalmente.
¿Cuáles son los impactos al ambiente por bicicletas de montaña?
De acuerdo con Álvaro Martínez, ciclista y consultor ambiental con especialidad en impacto ambiental en entrevista para Infobae México, los principales impactos que suelen tener actividades como lo es el ciclismo de montaña son pérdida de vegetación, pérdida de fauna y erosión del suelo. Ésta última es la más estudiada puesto que al momento de ir frenando las bicis van generando mayor erosión, el que se vean las raíces del suelo significa que son puntos de no retorno.
Álvaro indicó que una cuestión importante de considerar es la capacidad de carga, es decir, cuántas personas pueden practicar el ciclismo de montaña sin que el ecosistema se degrade a un punto sin retorno. Al momento de que pasa la bicicleta, en el sitio se va a perder la vegetación herbácea, arbustiva y arbórea que son los tres estratos dentro de un bosque.
Es por esta razón, que en todos los lugares donde se realizan este tipo de actividades, se tiene que identificar cuántas personas pueden practicar semanalmente o cada fin de semana sin que haya impactos considerables. En ese sentido, se tendrían que cancelar pistas para que se puedan restaurar, así como darles mantenimiento para recuperar el daño hecho.
Otro punto importante es delimitar senderos y no ir más allá de lo que está permitido, esta responsabilidad recae principalmente en las personas que practican el deporte; uno de los mayores problemas es salirse de los caminos establecidos.
Asimismo, indicó que para llegar a una regulación de este tipo de actividades es necesario corregir las acciones que se llevan a cabo de manera ilegal, tener un permiso y convenios legales, evaluar el impacto ambiental, conocer bien el sitio, el tipo de suelo y el contexto social. Así como valorar la capacidad de carga y permisos necesarios como la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA).
De acuerdo con el documento Programa de Conservación y Manejo del Parque Nacional Desierto de los leones, en el parque se han reportado 57 familias de vertebrados, de los cuales tres corresponden a anfibios, cinco a reptiles, 35 a aves y 14 a mamíferos, con 136 especies en total.
En entrevista para Infobae México, Jorge Schondube, ecólogo que estudia las respuestas de los animales a cambios en su ambiente. Por parte del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dio su opinión sobre este tipo de actividades.
El refirió que bien regulada y manteniéndose en los senderos, las bicicletas parecen no ser un problema serio en general. Sin embargo, sí tienen algunos impactos en la fauna del sitio.
“El problema que hay con las bicis es que van muy rápido que los animales no los alcanzan a detectar con tiempo y cuando los detectan se asustan mucho, se ha visto que los ciclistas suelen generar mucho miedo en fauna silvestre como conejos, ardillas y cualquier otro animal e incluso aves que se espantan, reptiles y anfibios”, comentó.
Asimismo, afirmó que si en el lugar están pasando muchas bicicletas, lo que pasará es que la fauna se va a alejar de ese lugar porque no les gusta. El atropellamiento a animales también puede suceder, por ejemplo, cuando los ciclistas van temprano en la mañana mientras hay reptiles que están tomando el sol y están fríos todavía o asociado con anfibios como las salamandras en la época de lluvias que se hacen charcos y van mucho a esos lugares y las bicis los apachurran porque van muy rápido y no los alcanzan a ver.
El experto indicó que entre más sea la intensidad de uso de la zona, los animales podrían pasar meses sin regresar a su sitio de origen. “La presión de uso va a ir acabando con la fauna, es necesario tener una regulación donde las acciones que tienen más efecto se pongan en sitios donde ya están perturbados”, aseveró.
Schondube destacó que sin duda, son efectos muy fuertes en la flora, en la fauna y en la pérdida de suelo, ya que se presta mucho para la erosión. Además, la fauna no solo se espanta en términos de salir corriendo, sino que podrían quedarse sin comida y sin lugares para su reproducción.
Por último, destacó algunas recomendaciones que podrían tomarse en cuenta como limitar el horario tan temprano de los ciclistas a fin de no perturbar a los reptiles, no salirse de los caminos establecidos o minimizar la actividad en verano que es cuando se reproducen algunos ejemplares como el gorrión serrano, el cual se encuentra en peligro de extinción.
Acciones para mitigar los daños
Mauricio de Ávila comentó a Infobae México sobre las acciones que se tendrían que llevar a cabo para subsanar los daños que ocasionan las bicicletas.
“El primer paso es controlar el acceso para poder brindarle seguridad al espacio natural, además se tiene que hacer un reglamento claro y conciso de qué se puede hacer y qué no, se tiene que confinar la actividad a los caminos establecidos y estos caminos tienen que ser rediseñados y modificados para que sean sustentables, para que la erosión que es el mayor impacto que se genera pues sea controlada”.
Afirmó que en este momento se encuentran cerrando caminos que ya no son sustentables puesto que se encuentran totalmente erosionados. El siguiente paso será controlar la entrada, para la que tienen contemplado seis puntos de control con vigilancia que costaría hasta 60 mil pesos al mes, puesto que las personas encargadas tienen que percibir un salario.
Asimismo, también se encuentran dando mantenimiento a los caminos, rediseñando, adaptando y manteniendo los caminos que ya existen basándose en la normativa internacional para este tipo de actividades.
Por último, comentó que se encuentran trabajando en una MIA, además de que ya se han hecho recorridos con las autoridades para revisar que todo esté en orden. Tras meses de espera, el proyecto se encuentra en la fase final de ser aprobado y próximamente se recibirá la opinión positiva de la Sedema.
Fuente: Infobae