La ciudad de Nueva York, en los Estados Unidos, ha registrado los peores índices de calidad del aire del mundo debido a la espesa capa de humo procedente de los incendios forestales del este de Canadá.
La ciudad de Nueva York registró el pasado 7 de junio una de las peores calidades del aire del mundo, según las mediciones del Índice de Calidad del Aire de Estados Unidos. La contaminación se debió a la dispersión del humo de los incendios forestales que se producen en el este de Canadá, poniendo en peligro la salud de millones de personas.
El humo ha cubierto la importante ciudad estadounidense, dejando las calles con el aspecto de un escenario de película apocalíptica. Las alertas emitidas por las autoridades de Nueva York indican que se espera que la situación continúe durante los prósmos días. El gobierno local recomienda protecciones a los ciudadanos para minimizar los efectos sobre la salud.
¿Cómo afecta el humo de los incendios forestales al organismo?
Además de afectar al tiempo y al clima, los incendios liberan a la atmósfera, así como partículas finas, explica la Organización Mundial de la Salud (OMS). La contaminación atmosférica resultante puede causar diversos problemas de salud, entre ellos respiratorios y cardiovasculares.
El humo de los incendios forestales es especialmente peligroso porque está lleno de gases nocivos y partículas diminutas procedentes de los materiales de construcción de los edificios en llamas, así como de árboles y plantas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
De los contaminantes liberados a la atmósfera, el más preocupante para la salud es el material particulado, concretamente las partículas conocidas como PM2,5. Tal como informa la OMS, al tener un diámetro inferior a 2.5 micrómetros (unas 30 veces más pequeñas que un cabello humano), las partículas pueden alojarse en lo más profundo de los pulmones y dañar el revestimiento del órgano. Esto desencadena una respuesta inmunitaria del organismo que provoca tos e inflamación porque las células inmunitarias no pueden descomponer el material particulado.
Además, la mala calidad del aire puede agravar problemas de salud como el asma y las enfermedades cardíacas y pulmonares. Las alertas del gobierno de Nueva York subrayan que los ancianos, los niños y las personas con sistema inmunitarios comprometidos corren especial riesgo.
Según los CDC, la exposición a los contaminantes de los incendios forestales también puede causar:
- Tos
- Dificultad para respirar
- Irritación en ojos y garganta
- Inflamación e irritación de los senos paranasales
- Falta de aire
- Dolor torácico
- Dolores de cabeza
- Ataques de asma
- Cansancio
- Latidos acelerados
¿Cómo protegerse del humo?
Los CDC recomiendan permanecer en interiores o en lugares cerrados con puertas y ventanas cerradas para evitar el humo de los incendios forestales.
Para reducir la exposición al humo, también aconsejan utilizar mascarilla N95 si tiene que salir de casa. Las mascarillas quirúrgicas para COVID-19 y otros protectores faciales caseros no son suficientes para protegerse del humo.
Entre otras recomendaciones, el gobierno de Nueva York indica utilizar un purificador de aire si se dispone de él y vigilar las alertas meteorológicas para detectar cambios en las condiciones del humo.
Fuente: National Geographic