Sin duda, incorporar los desafíos del cambio climático al programa de gestión de riesgos más amplio de la organización es clave para identificar, evaluar y entender oportunamente el impacto.
De acuerdo con el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el aumento de la temperatura media del planeta por arriba de 1.5°C, comparado con los niveles de la época preindustrial, ha generado una importante preocupación sobre las posibles consecuencias mundiales para los próximos años, tales como clima extremo, daño ambiental, pérdida de biodiversidad derivada de afectaciones a la estructura de los ecosistemas, entre otras. En caso de que esta continúe sobrepasando dichos niveles, los impactos seguirán incrementando su magnitud y frecuencia.
En este sentido, la potencial ocurrencia de estos eventos presentaría riesgos de cambio climático que afectarían a todas las estructuras de vida en el planeta, incluyendo la dinámica de los negocios. Por ejemplo, las inundaciones, sequías, escasez de agua, afectaciones a la infraestructura y la salud humana, cambios en regulaciones, y el desarrollo de tecnologías para limitar el aumento de la temperatura media a través de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) pueden repercutir en la operación, la continuidad de los negocios y las cadenas de valor; sin embargo, la intensidad de estos impactos dependerá del nivel de vulnerabilidad de cada sector.
Existen riesgos que pueden visualizarse de manera clara y directa, ya que afectan la estructura física a causa del incremento en la magnitud de eventos naturales, como cambios en patrones del clima y el aumento en el nivel del mar. Por otro lado, pueden presentarse algunos no tan evidentes, que se encuentran conectados con la transición a una economía baja en carbono, como cambios en regulaciones y generación de tecnologías para reducir emisiones de GEI, así como cambios en preferencias de los consumidores respecto a productos, servicios y marcas con acciones en favor del cambio climático.
Algunos impactos operativos y financieros que pueden repercutir en los negocios son:
- Escasez de materias primas e incrementos súbitos de precios
- Reducción en la capacidad de producción, como consecuencia de la generación de flujos de efectivo
- Incremento en primas de seguros para activos y ubicaciones específicos
Sin duda, incorporar los desafíos del cambio climático al programa de gestión de riesgos más amplio de la organización es clave para identificar, evaluar y entender oportunamente el impacto que tienen en el modelo de operación de la compañía, permitiendo diseñar planes de adaptación o transición (en caso de tener compromisos de reducción de emisiones). Asimismo, su incorporación presenta distintas áreas de oportunidad, como la accesibilidad a financiamientos, participación en nuevos mercados, eficiencia en el uso de energía y mejora en la reputación de la empresa en el mercado.
La naturaleza de los riesgos del cambio climático abre paso a la identificación clara y detallada de su influencia sobre la operación a distintos plazos, brindando elementos clave para mejorar la planeación financiera. Aunado a esto, permite a la organización generar escenarios para redireccionarla o retar su fortaleza y flexibilidad, lo que resulta de gran valor para la estrategia del negocio.
Es importante destacar la relevancia de la función y liderazgo del Consejo de Administración al momento de implementar acciones que preparen a la compañía ante este tipo de eventos para aprovechar las oportunidades identificadas. Por lo tanto, es fundamental que este órgano solicite la generación de información que incluya de manera detallada los objetivos, metas de desempeño e indicadores clave sobre avances, y retos de las iniciativas relacionadas con los riesgos de cambio climático, para contar con datos útiles que fomenten la eficacia en la toma de decisiones de la empresa.
Fuente: Forbes