¿Cómo la Taxonomía Sostenible de México beneficia a las empresas?

La Taxonomía Sostenible de México identifica las actividades económicas que podrían considerarse a favor del medio ambiente y asuntos sociales y, con ello, facilitar inversiones sostenibles.

Las compañías en México y el mundo están buscando la manera de equilibrar su rentabilidad y la reducción de costos para navegar un panorama macroeconómico desafiante. Además, estas enfrentan cada vez más presión por parte de inversionistas y clientes por atender asuntos de sustentabilidad.

¿Cómo atender los problemas coyunturales de corto plazo y, simultáneamente, pensar en los riesgos de largo plazo? Es, sin duda, una pregunta que tendrían que estar haciéndose las empresas en este momento, sin importar a qué sector pertenezcan. La complejidad de su respuesta radica en la capacidad de determinar los pasos a seguir. Afortunadamente, hoy existen instrumentos y mecanismos que brindan una orientación al respecto.

Una herramienta de rendición de cuentas

Este año, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) dió a conocer la Taxonomía Sostenible de México, una herramienta de clasificación que determina las actividades económicas que podrían considerarse sostenibles. Su propósito radica en fomentar la inversión en proyectos con enfoque medioambiental y social, contribuyendo al avance del país en línea con sus compromisos internacionales en esta esfera.

La relevancia de esta taxonomía, como catalizador de los flujos de inversión hacia proyectos sostenibles, es que tiene un rigor científico, unificado y legítimo para identificar las actividades productivas en favor del medio ambiente. Además, identifica actividades que benefician al medio ambiente y reduce el riesgo del greenwashing.

Las oportunidades financieras se abren para las empresas al aprovechar la Taxonomía Sostenible de México. Al ajustar su modelo de negocio con enfoque en aspectos medioambientales, sociales o de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés o ASG, por sus siglas en español), podrían acceder a condiciones financieras más favorables.

Por ejemplo, un estudio Harvad señala que existe una relación favorable entre las empresas que administran de mejor manera los temas ESG con el rendimiento financiero; además, su rentabilidad podría incrementarse como resultado de atender los riesgos en temas medioambientales, sociales y de gobernanza.

Otro beneficio consiste en su capacidad de generar confianza y transparencia con las partes interesadas, incluyendo inversionistas, instituciones financieras, clientes y la sociedad en general. Esto se logra al adoptar prácticas sostenibles o transformar las actividades económicas a través de una clasificación fundamentada en la ciencia, así como mediante el uso de métricas y parámetros claros y consistentes.

El camino de las empresas hacia la sostenibilidad

Según la edición ESG de la Encuesta Global de CEO 2023, este año un poco más de la mitad de las empresas mexicanas encuestadas (52%) ve el cambio climático como un riesgo. Sin embargo, estas percepciones están destinadas a evolucionar, ya que se proyecta que, hacia el final de la década, siete de cada 10 directores generales anticipan que este riesgo adquirirá una importancia significativa.

Las organizaciones necesitan dar sus primeros pasos para priorizar una estrategia ESG o de sostenibilidad en su búsqueda por mantener su relevancia y aumentar su rentabilidad en el largo plazo. No es necesario iniciar una estrategia agresiva, sino comenzar este camino hacia la sostenibilidad con la transformación de actividades que hacen sentido. De igual forma, esta transición les permitirá acceder a oportunidades de inversión más atractivas.

Las empresas necesitan concentrarse en asuntos sostenibles desde ahora. Todos necesitamos actuar de forma responsable para atender la emergencia medioambiental e impactar positivamente en las comunidades donde tenemos incidencia. No se trata de una nueva tendencia en los negocios, si no de la permanencia de las empresas en el largo plazo.

Fuente: Expansión