Entendiendo el cambio climático con las imágenes de satélite

El cambio climático lleva copando titulares desde hace varios años, pese a todo aún hay gente que desconoce exactamente a qué hace referencia este término. Se trata de una crisis global en la que se producen cambios en las temperaturas y los patrones meteorológicos a lo largo de un periodo de tiempo. Estos cambios no son drásticos de un día para otro, pero se van acumulando con el paso de los años, afectando a las condiciones de vida de diferentes regiones del planeta.

Uno de los aspectos que más preocupa a raíz del cambio climático está en la capacidad para mantener el suministro mundial de alimentos. Las plantas son susceptibles a las grandes variaciones que provoca la meteorología, como sequía o fuertes lluvias que causan inundaciones, afectando a su productividad y, por consiguiente, a la cantidad de fruto que se cosecha al final de la temporada. Entre las múltiples herramientas disponibles, las imágenes satelitales de alta resolución nos permiten ver sus devastadores efectos.

Evolución de la tecnología satelital y de las imágenes de satélite

Las primeras imágenes de satélite fuera del ámbito militar se tomaron en la década de los 60 gracias al satélite TIROS-1 de la NASA. Dichas imágenes se lograron combinando centenares de imágenes más pequeñas en una sola y pese a lo rudimentario del proceso, era posible distinguir los límites de la tierra y el agua o la forma de las nubes. Fue en la década de los 70 cuando la misión Landsat 1 puso en órbita al considerado como primer satélite que cumplía todos los requisitos para la observación de la Tierra. No solo la calidad de las imágenes mejoró, el satélite también disponía de un escáner multiespectral que devolvía los datos procesados digitalmente de vuelta a la Tierra, facilitando el intercambio de datos y la comprensión de nuestro planeta.

El desarrollo de los satélites continuó de forma ininterrumpida durante décadas, hasta que en la primera década de los 2000 se consiguieron las primeras imágenes de alta resolución e hiperespectrales con una resolución de 1 metro o menos. Este aumento de la resolución mejoró la capacidad de los trabajos científicos y de ingeniería, como la cartografía geoespacial. En los últimos años, las mejoras en los satélites han ido enfocadas a la obtención de datos en tiempo real y al análisis de esos datos, haciendo que cualquier persona encuentre sus imágenes satelitales de alta resolución preferidas con muy poca diferencia de tiempo respecto al momento de la toma. Entre las tecnologías que están en desarrollo y que poco a poco van formando parte del sector están la inteligencia artificial o el aprendizaje automático, enfocados a mejorar las formas de interpretar los datos.

Aplicaciones de los datos satelitales

La aplicación de los datos satelitales depende, en gran medida, del sector y del objetivo que se persigue, gracias a su enorme versatilidad. Por ejemplo, en agricultura estos datos se usan para monitorizar las plantas del campo; por un lado, visualmente, y por otro lado, las imágenes de satélite sirven como base para la aplicación de índices de vegetación, como el NDVI. Esto, a su vez, permite la aplicación de tasa variable de insumos. Estos mismos usos pueden darse también en la silvicultura mediante la descarga de imágenes de satélites específicos.

A nivel medioambiental, las imágenes de satélite permiten identificar y distinguir entre masas de agua y la tierra. Yendo más lejos, también sirven para la monitorización de la capa de hielo en los polos, las corrientes de agua en el océano o cómo avanza la deforestación en una determinada región. Asimismo, los datos satelitales también están siendo una herramienta clave para mejorar y acelerar las operaciones relacionadas con la restauración de la tierra o, más recientemente, para realizar un seguimiento de la captura de carbono en el suelo.

Cuando se trata de catástrofes naturales, tanto mitigarlas como responder a ellas después, especialmente en el segundo caso, la necesidad de datos es mayor que nunca. Cuando la catástrofe en cuestión ya ha sucedido, desplazarse sobre el terreno es muy complicado y peligroso, de ahí que las imágenes de satélite ofrezcan una alternativa para poder informar a las unidades desplegadas y coordinar sus esfuerzos.

Imágenes de satélite en desastres naturales en 2023

En febrero de 2023, el estado brasileño de São Paulo se vio sacudido por unas lluvias que batieron récords. Uno de los principales problemas derivados fueron los diversos corrimientos de tierra, además de muchos lugares inundados. Debido a la dificultad de movimiento, con múltiples carreteras no disponibles, las imágenes de satélite fueron clave para organizar las labores de rescate y reparación de la zona.

También en febrero, un terremoto de magnitud 7,8 sacudió Turquía, principalmente, y Siria. La réplica, de magnitud 7,5, sumado a varios seísmos de menor magnitud, provocó una catástrofe humanitaria sin igual en una superficie de 350.000 kilómetros cuadrados. Se estima que miles de personas fallecieron y a día de hoy se usan imágenes de satélite para ayudar en las tareas de reconstrucción.

En mayo, Bangladesh y Myanmar se vieron azotados por el ciclón Mocha, una fuerte tormenta tropical. Pese a que estos fenómenos no son extraños en la zona, su capacidad destructiva fue mayor de lo normal, con vientos de más de 200 km/h e inundaciones que se produjeron con sorprendente rapidez. Las imágenes de satélite han servido para estimar los destrozos provocados por el ciclón e identificar qué zonas requieren de mayor atención humanitaria. Estos son solo algunos de los casos de uso que se dieron en 2023, pero hubo más catástrofes a lo largo y ancho del globo.

Las imágenes de satélite son una poderosa herramienta para comprender el cambio climático. Gracias a los avances tecnológicos, las capacidades de las imágenes de satélite no harán sino mejorar, ofreciendo una visión aún más detallada y precisa de los procesos que dan forma a la Tierra.

Fuente: EcoInventos