Los jóvenes vivirán las peores consecuencias del cambio climático ¡en 75 años!

Las próximas generaciones enfrentarán riesgos sanitarios y ambientales sin precedentes. Un informe de la comisión de The Lancet, advierte que la salud de los adolescentes ha llegado a un punto de inflexión global. A la amenaza de enfermedades prevenibles como la obesidad y la depresión, se suma un enemigo silencioso que afectará su bienestar durante toda su vida: el cambio climático.

La publicación estima que para el año 2100, casi 1,900 millones de jóvenes vivirán con los efectos del calentamiento global. Esta cifra deja claro que las consecuencias del cambio climático en los jóvenes no son hipotéticas, sino una realidad proyectada con precisión científica. La inseguridad alimentaria, las enfermedades vinculadas al calor y el acceso limitado al agua serán parte de su día a día si no se actúa con urgencia.

Las consecuencias del cambio climático en los jóvenes ya son visibles

Los efectos del calentamiento global no solo impactarán a largo plazo: ya están alterando las condiciones de vida de millones de adolescentes. La comisión advierte que estas generaciones serán las primeras en experimentar una vida entera marcada por eventos climáticos extremos, pérdidas agrícolas y crisis sanitarias asociadas.

El informe vincula directamente la degradación del entorno con el aumento de enfermedades crónicas, desnutrición e inestabilidad emocional. Las olas de calor incrementarán los problemas cardiovasculares, mientras que el desplazamiento climático afectará la salud mental y el acceso a servicios básicos. Estas consecuencias del cambio climático en los jóvenes deben entenderse como una prioridad en la agenda de sostenibilidad global.

Además, la exposición prolongada a crisis ambientales tendrá impactos intergeneracionales. Las desigualdades en salud, educación y oportunidades laborales se acentuarán, sobre todo en países con menos recursos de adaptación. Si no se aplican políticas urgentes, se profundizarán los ciclos de pobreza y vulnerabilidad.

consecuencias del cambio climático en los jóvenes

Obesidad, mala alimentación y sistemas rotos

Para 2030, cerca de 464 millones de jóvenes vivirán con obesidad o sobrepeso. Esta crisis sanitaria no se debe a decisiones individuales aisladas, sino a sistemas alimentarios deficientes que favorecen el consumo de productos ultraprocesados. América Latina, el Caribe, y regiones del norte de África ya registran cifras alarmantes.

Los entornos obesogénicos—ricos en alimentos dañinos y bajos en opciones saludables—se vinculan también con la falta de políticas públicas efectivas. La directora de la Federación Mundial de Obesidad advirtió que sin regulación y responsabilidad corporativa, el aumento en enfermedades crónicas será inevitable. Las consecuencias del cambio climático en los jóvenes se agravan cuando los sistemas alimentarios colapsan.

Además, el informe señala que la mala alimentación compromete no solo la salud física, sino también el rendimiento académico y las oportunidades laborales. Esto crea un círculo vicioso que perpetúa la exclusión social, sobre todo entre adolescentes de comunidades vulnerables.

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Salud mental: una emergencia silenciosa

El informe también documenta un “declive significativo” en la salud mental de los jóvenes a nivel global. Las presiones sociales, la inestabilidad económica y el miedo al futuro climático están generando un entorno de ansiedad constante. Estos factores afectan su capacidad para desarrollarse de forma plena.

Los riesgos son aún mayores en contextos donde no existen servicios psicológicos accesibles o donde hablar de salud mental sigue siendo un tabú. Sin inversión, los sistemas de salud no podrán responder a esta creciente demanda. Las consecuencias del cambio climático en los jóvenes también se manifiestan en crisis emocionales derivadas de la ecoansiedad y la pérdida de entornos seguros.

Expertos como la profesora Sarah Baird coinciden: invertir en la salud emocional de la juventud es una medida de prevención estructural. No hacerlo supone hipotecar el futuro de generaciones enteras, especialmente en países donde ya se carece de infraestructura básica.

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La desigualdad amenaza con ampliar la brecha generacional

Pese a algunas mejoras en la disminución del consumo de alcohol y tabaco, la pandemia de COVID-19 y la falta crónica de inversión han frenado los avances. Los jóvenes de zonas rurales, indígenas o marginadas enfrentan mayores barreras para acceder a salud, educación y empleos dignos.

En este contexto, las consecuencias del cambio climático en los jóvenes se potencian por una distribución desigual de recursos. El matrimonio infantil, el embarazo precoz y la deserción escolar siguen afectando principalmente a niñas y adolescentes en países en desarrollo, dificultando su resiliencia frente a crisis ambientales.

El informe es claro: sin voluntad política y cooperación internacional, millones de adolescentes crecerán con mala salud, sin oportunidades y en un planeta que no podrá sostenerlos. El reto ético y estratégico es construir una respuesta global coordinada y con enfoque de derechos.

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Prepararnos hoy para proteger el mañana

El análisis de The Lancet pone sobre la mesa una verdad incómoda: si no se toman decisiones urgentes, las consecuencias del cambio climático en los jóvenes serán irreversibles. Hablamos de generaciones completas expuestas a enfermedades, pobreza y pérdida de bienestar físico y mental.

Defender sus derechos, garantizar su acceso a salud y priorizar su voz en las estrategias climáticas no es solo un deber moral, sino una inversión inteligente en resiliencia. El futuro se construye hoy, y comienza por escuchar a quienes más lo heredarán: la juventud.

Fuente: Expok Comunicación de sustentabilidad y RSE.